domingo, 8 de julio de 2012

Coge tus alas y echa a volar


Venga pequeña, coge tus alas y hecha a volar. ¿No te acuerdas de lo que decías cuando eras una canija de tres años? según tú, todo lo que podría hacerte daño sería capaz de desvanecerse con una sonrisa, pues adelante, házlo, porque últimamente te veo algo triste. Tú antes siempre andabas con una sonrisa pintada en tu cara y los ojos brillantes llenos de sueños y esperanzas como cuando eras una niña, pero, últimamente, ya no veo ese brillo en tus ojos, y por mucho que los miro, ya no veo la inmensa felicidad que antes desbordaba en ellos, y bueno, tu sonrisa ha desaparecido por completo, no se dónde la habrás metido, pero la has escondido realmente bien. Yo te aconsejo que hagas como siempre hacías antes, y como siempre me aconsejabas que yo hiciera cuando no me veías feliz. Coge tus alas anda, sí, esas que tienes en tu habitación de campanilla, se que sigues teniéndolas desde tu séptimo cumpleaños y que de vez en cuando sigues jugando con ellas, a mi no me puedes engañar. Pues cógelas y haz como siempre cuando eras pequeña, evadirte por un momento de los problemas, coger un poco de polvo de hadas que te dé fuerzas para poder irte lejos y huir, huir de los problemas. Pero recuerda llevarte los sueños, el brillo de tus ojos, las esperanzas y, por supuesto, sonrisas, un puñado muy grande de sonrisas para que no te vuelvan a faltar nunca más.

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