lunes, 30 de abril de 2012

Recordar

De vez en cuando sigo mirando todos aquellos mensajes. Me gusta verlos para darme cuenta de que todo aquello sucedió, de que fue real. Me hacen recordar detalles que mi memoria había olvidado por completo. Me gusta recordar lo bien que iba todo en aquellos tiempos. Todos aquellos mensajes acababan con un "te quiero" o un "te amo" y estaban llenos te palabras llenas de amor y dulzura. Aveces sonrío, otras lloro. Sinceramente, incluso aveces llego a pensar que todos aquellos mensajes son reales, que todo lo que un día ocurrió sigue aquí, es como si el pasado hubiese vuelto por un instante y todo volviera a ocurrir. 

jueves, 19 de abril de 2012

Ni el alcohol fue capaz


Una libreta llena de apuntes, un blog de notas lleno de dibujos, un vaso bien cargado de vodka, pero del bueno, un pintalabios rojo carmín, unos tacones de infarto tirados en medio de la habitación, un mini vestido rojo palabra de honor, una mujer tirada en la cama llorando de dolor. Decidió que esa noche sería la mejor, se lo pasaría en grande y sería la reina de la fiesta. Siendo sinceros, lo consiguió. Consiguió ser el centro de atención, el centro de todas las miradas. Bebió tantos cubatas que son imposibles de contar, fumó tantos cigarrillos que ni ella recuerda el número. Lo pasó en grande, bailó y bailó sin cesar, no dejó de bailar ni un instante. Los hombres la rodeaban para verla relucir, ella se sentía importante. Sin embargo, el único hombre al que ella quería llamar la atención le ignoró, le vio y pasó de largo. No supo muy bien que hacer, si correr y saltar en sus brazos o mostrar rencor hacia él. Se buscaron toda la noche con las miradas, reflejando un mensaje de inseguridad, no se volvieron a encontrar. El alcohol hizo que ella olvidara por un instante el dolor, pero después de unas horas este volvió. Ahora, ahí esta ella, tirada en su cama llorando sin cesar, mareada y con todo el cuerpo dolorido. No consigue dormir ni tan siquiera pensar con claridad. Puta inseguridad, grita asomada a la ventana, debí aprovechar mi única oportunidad, debí correr tras él cuando apareció y me miró, joder, que imbécil fui, dice derramando lágrimas por sus mejillas, ahogándose en su propio llanto. Vuelve a su cama, no deja de dar vueltas, las siete de la mañana, al parecer las horas no pasan.

lunes, 16 de abril de 2012

You, me, night, beach.


Tú imaginalo, solo un segundo, no te pido más. Cierra los ojos y visualizalo. Tu y yo, cogidos de la mano caminando por la playa. Es de noche, la luna llena brilla como nunca antes lo habia hecho. En mi mano derecha llevo mis tacones, tú, en la izquierda, la botella de vodka. Todo es perfecto, allí no hay nadie, solo estamos nosotros. Jugamos entre las olas, salpicamos, nadamos. Jugamos entre la arena, cuatro tonterias, alguna mirada, alguna caricia. Una noche de descontrol y desenfreno, de pasión, de deseo. Tal vez lleváramos unas copas de más, cosa que no quita que lo que pueda ocurrir sea de verdad. Hacerlo una vez más. La luna cerrará sus ojos para dejarnos intimidad. Ambos sabemos lo que queremos, de verdad vamos a dejarlo pasar? no, no despreciaremos esta oportunidad. De repente, entre esas risas tontas provocadas por el efecto del alcohol se produce un silencio, un silencio abismal. Ambos nos miramos a los ojos, sabemos perfectamente lo que piensa el otro. Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad. Nos estamos mirando, sin saber el momento exacto se escapa de nuestros labios algo así como "dejémonos llevar". Todo ocurre como queríamos que ocurriera, esa noche de pasión desencadenada por un beso con la que tanto habíamos soñado. A partir de ahí no hay ni una palabra, sobran. No es lo único que sobra, es como si la ropa pesara, tenemos la necesidad de arrancárnosla. Así lo hacemos. Besos, abrazos, caricias, risas, revolcones una y otra vez hasta que nuestros cuerpos no pueden más. Todo es tan perfecto que no parece ni real. Pero si lo es, buenos días princesa, mira que bonito amanecer. Veis juntos como la luna se marcha para dejar paso al sol, es hora de marcharse, mejor vayámonos.

viernes, 13 de abril de 2012

Hola pequeño:


Imagino que ya ni recuerdas quien soy, supongo que ya no piensas en mi, posiblemente incluso hayas olvidado el color de mis ojos. 
Yo no lo he hecho, no me he olvidado de ti, sinceramente, ni siquiera lo he intentado. 
Estoy completamente aferrada al pasado, a nuestros recuerdos, no consigo huir de él.
Se perfectamente que es lo único que me queda de ti y no quiero dejarlo ir.
Sabes? recuerdo perfectamente ese color miel en tus ojos, que tanto me gustaba, y que, por supuesto, me sigue gustando. 
Esos labios perfectos, carnosos, no demasiado finos ni demasiado gruesos.
Recuerdo tu fragancia, tan perfecta, ese olor que tan loca me volvía, ojalá lo tuviera aquí.
Sigo llevando cada día esos pendientes que tu me regalaste, no dejaré de llevarlos jamás. 
En mi fondo de pantalla sigue nuestra foto, esa que tanto te gustaba, creo que nunca se moverá de ahí.
Siempre llevaré la misma fragancia, coco, recuerdas? esperando que cuando la huelas te gires esperando encontrarme entre la multitud. Posiblemente no lo harás, pero yo quiero creer que si.
Quiero pensar que siempre habrá algo que te recuerde a mi, una canción, una sonrisa, un lugar, una fragancia, un texto o simplemente una palabra.
Se perfectamente que no quieres saber nada más de mi, que me ignoras, posiblemente no quieras ni verme, no quieras saber nada más de mi, lo dejaste bastante claro en nuestra última conversación.
Pero eso a mi no me importa, quiero dejarte claro, que ante todo estoy ahí, pase el tiempo que pase, yo siempre voy a estar a tu lado, dispuesta a todo. Si me quieres como amiga, ahí estaré, si quieres volver a intentarlo, tú solo llámame. 
Hazme un favor, nunca tires mi mechero, aquel mechero que te apropiaste y ya nunca me devolviste, guárdalo bien, en un lugar en el que esté a salvo.
Supongo que esta es nuestra despedida, he dejado muchas cosas por decir, pero si las mencionase todas, la carta sería interminable. 
Realmente no sé porque te escribo, probablemente nunca llegues a leer esto, pero en fin, que más da, por si acaso, aquí te lo dejo, solo decirte que yo SIEMPRE te esperaré, por mucho tiempo que pase, por mucha distancia que haya, si necesitas algo, solo llámame, quedaremos en la estación de metro donde nos vimos por primera vez. Siempre seré tuya, cuando lo dije tumbada en tu cama aquel domingo lo decía de verdad. Mi corazón está en tus manos, cuídalo bien, intenta que no se rompa en muchos pedazos, que sino luego los tengo que recoger.
Ahora si me despido, espero haber quedado como un bonito recuerdo y no como una pesadilla.
No te digo adiós, mejor hasta luego.


POSDATA: TE QUIERO

jueves, 12 de abril de 2012

Te he echado de menos.



Te he echado de menos todo este tiempo, he pensado en tu sonrisa y en tu forma de caminar.


Te he echado de menos, he esperado el momento, de verte al lado mío dejándote llevar.

No me digas adiós, mejor dime hasta luego.


Si tienes que marcharte hazlo, pero no lo des todo por vencido porque tal vez, y solo tal vez, nuestros caminos vuelvan a encontrarse. No digo que sea ahora, ni dentro de unos días, ni tan solo dentro de unos meses pero, tal vez, dentro de unos años, quien sabe cuantos, el destino vuelva a juntarnos.

Te veré al final del camino, si así lo quiere el destino.