jueves, 30 de agosto de 2012

Un hombre de verdad hace que mojes las bragas, no los ojos.

Yo no quiero que lo que ocurrió se repita. No quiero a un hombre que me haga llorar ni derramar lágrimas en vano, prefiero a alguien que me deje echa polvo absolutamente todas las noches, que me haga agonizar y correrme al menos dos veces por día. Quiero pasión, y a un hombre de verdad joder. Quiero verle y no poder evitar besarle, y sentir como la ropa empieza a pesar. Quiero la necesidad de que entre nuestros cuerpos no haya ni un milímetro de distancia, sentir como mi corazón se acelera, y notar como el suyo ya va a mil por hora. Alguien que sepa perfectamente lo que me gusta, y que aún así, se arriesgue a probar cosas nuevas, y si, ya entendeis a que me refiero con esas "cosas nuevas". No quiero a alguien que me haga mojar los ojos, prefiero a alguien que me haga mojar las bragas.

jueves, 16 de agosto de 2012

Nada dura para siempre

¿Sabes? Con el tiempo comprendí que todo había terminado. Nuestros caminos se habían separado completamente y, para bien o para mal, entre tu y yo ya no quedaba nada excepto los recuerdos de una relación que parecía no haber existido nunca. Todo había cambiado completamente. Fue como un giro de 180 grados o estar boca abajo en una de esas enormes norias de feria. De la noche a la mañana pasamos de serlo todo para el otro, a no significar nada. Todo había sido como un largo sueño del que ambos acabábamos de despertar. Por fin todo se veía claro, por fin podíamos ver los contras y no solo los pros de todo lo que había ocurrido. No, no todo fue perfecto, también hubieron malos ratos, lloros, chillidos y enfados. Aquella historia parecía haber salido de una de esas películas de jóvenes enamorados con una historia imposible, o tal vez de un libro de romances y fracasos. Derramé demasiadas lágrimas en muy poco tiempo, más de las que nadie podría imaginar jamás, muchísimas más de las que te merecías, pero por fin, era libre, ahora sí. Aprendí a vivir sin ti, sin tus besos, sin tus caricias y sin tus abrazos. Por desgracia, me obligaste a hacerlo. Puede que todo acabara porque a los dos nos espera algo mejor. Puede que ni tu ni yo tuviéramos la culpa y simplemente todo terminara porque no éramos la persona idónea para el otro. Tal vez alguien nos espere a la vuelta de la esquina. Tal vez separados si encontremos el verdadero amor.