domingo, 16 de septiembre de 2012

Todo tiene su final, nada dura para siempre

Ella seguía allí, inmóvil. No sabía como reaccionar, ni que decir, ni tan solo como sentirse. Lo tenía a su lado. Había estado esperando aquel momento durante meses, y ahora que lo tenía junto a ella, ahora que realmente podía decirle todo lo que había sentido en todo aquel tiempo, no era capaz ni tan solo de mirarle a la cara. Todo había cambiado, dentro de ella todo era diferente. Fue en aquel momento cuando se dio cuenta de que ya no estaba enamorada, o tal vez sí, pero no de aquel chico, sino de los recuerdos, de los recuerdos que ambos compartían. Él había cambiado, ya no era el chico que un día fue para ella, ya no era aquel chico de la estación. Algo en él, en su mirada y en su forma de comportarse hizo que ella se diese cuenta de que no, ya no seguía enamorada de él, y de que su historia, por fin, había terminado, y esta vez sí, para siempre. 

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